Aquí tomo una posición controversial: por un lado, tenemos un empresario que declara que su éxito pasará probablemente por la venta de su empresa a un tercero. Por el otro lado, un empresario que busca mantener la propiedad de sus acciones en la familia por múltiples generaciones. ¿Cual tendrá preferencia en el público? El segundo, influenciado por valores tradicionales.
La empresa multigeneracional se beneficia con una percepción social y económica sobrevaluada, como si la generación de valor estuviera en correlación con la longevidad de la empresa y con la estabilidad del accionariado. Sin embargo, un cambio de manos del capital es en muchos casos la mejor manera para maximizar el valor.
Para ilustrar esta posición, tomaré el ejemplo de una empresa peruana que fue recientemente adquirida por un grupo americano con ventas globales que exceden los US$ 4000 millones. La creación en 2014 de esta compañía permitió en los últimos 5 años generar empleo, impuestos, trabajo a terceros y finalmente atrajo capital foráneo al Perú, lo cual permitirá incrementar los beneficios para la sociedad aun cuando los dueños han cambiado. Todos ganan.
Hay empresas que buscan servir los intereses de corto y largo plazo de una familia y resultan con prácticas corporativas que destruyen valor debido a prioridades equivocadas. También algunas de ellas no logran poner las personas adecuadas a dirigir la compañía, lo cual termina afectando sus resultados.
Claro, existen ejemplos de empresas globales que – siendo familiares – pueden competir o inclusive superar el performance de sus competidores. Pero en realidad, son una minoría.
Qué tendrá el mayor impacto para la sociedad: ¿una empresa centenaria que dejó de crecer o una empresa que fue integrada a otra para tomar todas las oportunidades de mercado nacional y global?
Un cambio de mentalidad esta ocurriendo con las nuevas generaciones que siguen el modelo muy mediatizado de las startups convertidas en “unicorns”, con múltiples aportes de capital externo. El resultado será una dinámica en el uso de recursos que no solamente beneficiará a los accionistas sino también al país en general.